Me conformo con Amar-Me-Te

“Me dolió descubrir que querer no es suficiente. Que cuando te quiero hablo de mí aunque lo pinte como algo nuestro.”

Eso del querer tiene tantas interpretaciones como seres querientes existen y todos ellas albergan su razón de ser y de estar. Todas ellas se viven con la intensidad que les damos, y las experimentamos acorde a lo que nos permitimos.

Querer, según la RAE, es “desear o pretender (algo)” o “sentir Amor o afecto (por alguien)”. Así definido, la teoría… estupenda. Lo que pasa es que, en la Vida real, en nuestro día a día, da la sensación de que esa “o” entre las dos definiciones se da por omitida y hacemos un mix entre ambas acepciones para convertirlas en una sola que podría concentrarse en algo parecido a esto: “yo te quiero siempre y cuando tú me des lo que yo deseo o pretendo”.

Hoy escribo sobre el Amor de una forma mucho más explícita que otras veces, pero cada palabra publicada en el blog se apoya sobre lo mismo… El Amor. Lo que vas a leer hoy aquí es, de nuevo, solo una forma de entenderlo entre infinitas. No es la buena, es tan solo una opción más, mi forma de Vivirlo. Una forma que nace cuando miro hacia lo que siento con la honestidad suficiente como para permitirme Verlo. Nada más… o nada menos.

Verás, para mí, el Amor tiene que ver con lo que Somos, no con lo que hacemos. El Amor se constata en lo que NOS UNE más allá de lo que creemos que nos separa. El Amor es la base de nuestro Ser, de nuestra Esencia, del origen, y se Encuentra en lo más básico y elemental de todos y cada uno. El Amor está. Está incluso cuando nos sentimos incapaces de Verlo.

Somos Seres, sí. Y también somos Humanos. Ésa es nuestra perfecta dualidad. La que nos pasa de la forma extensa a la específica, la que nos etiqueta, la que trata de coger aquello que no cabe en una determinada forma y lo recorta para hacerlo encajar en lo que cree que corresponde, en lo que toca. Esa es la dualidad que SEPARA según sean nuestras creencias, nuestro sexo, religión, rango social, de barrio o de colegio. Puede separarnos también por profesiones, por nuestras preferencias deportivas, o incluso por nuestra forma de vestir. Puede separarnos de todo y de todos. Lo puede hacer incluso de aquello que Somos. Lo único que necesita es que los motivos que se cuenta Crea que son La Verdad. Nada más… o nada menos.

Hace un tiempo que asumí lo que acabas de leer. Puede que lo supiese muchos años antes, pero he tardado bastante en integrarlo en mi día a día. Y hacerlo ha supuesto un cambio importante en mi forma de relacionarme conmigo misma y con la Vida.

Desde esta perspectiva puedo sentir lo que siento y pensar lo que pienso. No busco cambiarlo. Acepto lo que hay. Y no me lo Creo. Tan solo lo Experimento, paso por ello y Aprendo. Aprendo indagando en mí, mirando lo que surge en cada momento, y me permito pasar por ello.

Sea lo que sea, es lo que pienso o lo que siento, no lo que Soy.

Y esa, para mí, es la base del Amor. Desde donde te das cuenta de que el Amor, Ama. No está supeditado a condiciones, y, al mismo tiempo, las incluye.

El Amor que nace de nuestro Ser Ama cuanto existe en nuestro lado Humano. Ama nuestras luces y nuestras sombras. Todos nuestros rincones.

Sin embargo, lo buscamos. Buscamos sentirnos amados. Mejor dicho, buscamos que otros nos amen para darnos permiso para sentir el Amor. Buscamos que nos acepten y nos amen con entrega, sin condición, que demuestren cuánto nos quieren, y, al mismo tiempo, nos negamos la Oportunidad de Amarnos a nosotros mismos de la misma manera… Sin condición, con entrega, demostrando cuánto Amor sentimos.

Desde mi punto de vista, es un sinsentido convertido en una práctica altamente extendida. Y admitida. Y Vivida. Y sufrida.

Todos necesitamos sentir Amor, incluso quienes reniegan de él. Aquel que dice no necesitarlo habla desde lo que piensa que cuesta el Amor. No conozco a nadie que diga “no” a sentir Amor, le dicen “no” al proceso que creen que conlleva. Y, entonces, le cierran la puerta a lo que Son y se quedan en lo que piensan. Y no digo que esto esté mal, tan solo invito a que descubran que la suya es tan solo una opción entre infinitas de ellas.

Muchos hemos entendido que el Amor es entrega, pero no siempre nos damos cuenta de que no solo es hacia fuera.

Ahora me parece curioso ver personas que Viven de esa manera… Entregadas de puertas para fuera y sobreviviendo al otro lado de la acera. Yo lo hice así mucho, muchísimo, tiempo. Y siempre pensé que era lo correcto, lo que tocaba. Me conformaba con el mínimo de mí, no era capaz de intuir siquiera que podía haber algo distinto a eso. Era a lo que estaba acostumbrada, y esa costumbre de pensar siempre de la misma manera, creyéndome que lo que pensaba y sentía era la verdad de lo que ocurría, me llevaba a no poner en duda absolutamente nada. Identificaba la duda como el origen de la debilidad y la rechazaba. No me permitía Verla como lo que es… el inicio de un proceso apasionante, ese en el que Decides indagar en ti honestamente y en el que te abres a ReDescubrir tu propia Vida con la Fuerza que te da Amar cuanto Encuentres, cuanto Veas.

Entregarse al otro es apasionante, pero no creo que puedas hacerlo si antes no te has dado permiso para entregarte a ti. De hecho, no veo posible Amar a otras personas si no te Amas a ti mismo. No se puede reconocer la plenitud de quien tienes delante si no crees en la tuya propia.

Y es desde ese no-reconocimiento donde nace el querer del que te hablaba al principio: “yo te quiero siempre y cuando tú me des lo que yo deseo o pretendo”. Nace desde la creencia de que el otro me tiene que dar lo que yo necesito, no lo que Es. Hago que mi Amor dependa de mi disponibilidad para Amar lo que yo interpreto que hace aquel a quien me digo que quiero. Lo condiciono y aparece el miedo.

Un miedo que habla sobre mí, sobre lo que pienso. Que me cuenta que Amar al Ser lleva de la mano permitir cualquier hacer, y el Amor no va de eso. No conlleva que todo lo que haga el otro nos parezca bien, solo nos invita a mirar lo que otros hacen con la misma honestidad con la que nos miramos a nosotros. Desde ese lugar se colocan límites que no se apoyan en la ira o en el odio. Se pasan páginas desde el Agradecimiento a lo leído y, cuando llega el momento, se cambia de libro.

Eso es para mí el Amor. Un Amor que pasa por Amarse a uno mismo sin poner condición. Que incluye nuestras luces y nuestras sombras. Y también las de quienes tenemos al lado. Un Amor que nace desde el Ser y que abraza profundamente a nuestro lado más Humano. Que nos da la Oportunidad de sentirnos en calma, serenos. Que reconoce lo que Somos indistintamente de lo que pensamos o sentimos».

Un Amor que convierte un “te quiero a mi lado” en un te quiero… aunque no estés conmigo”.

Me conformo con Amar Me Te

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