Hace un par de días me enteré de que te vas y he sentido la necesidad de escribirte. Creo que es una forma de explorar lo que siento, de jugar a que te lo cuento, de desnudar esa parte de mí que te llora y de permitir que aflore esa otra que Acepta y Respeta serenamente tu forma de hacerlo.
Reconozco que no está siendo una tarea fácil, que me cuesta mirarte e intentar que sigas creyendo que no lo sé.
Te he visto aflojar tu intensa y preciosa forma de Vivir la Vida poco a poco. En los últimos meses la verdad es que el ritmo me ha resultado vertiginoso. «Algo no va bien», pensaba…
Esa era mi forma de verlo “algo no va bien” cuando para ti, simplemente iba acorde a lo elegido. Decidiste no lucharlo, no mediar para solucionarlo. Curiosa variedad la del Ser Humano en cuanto a formas de Vivir la Vida.
¿Sabes algo, querida Amiga? Siempre me has enseñado. He aprendido de ti desde lo más básico, de tu forma natural, de tu Esencia… Y ahora, ahora que te vas, me sigues inspirando. Lo que me estás mostrando en esta nueva clase magistral jamás lo había experimentado. Ahora me toca AprenderMe a través de esto que me sabe a desconcierto, a no entender, a no saber, a sinrazón, a duelo…
Necesitaba sentarme y escribirte, o quizás debería decir sentarTe y escribirMe, creo que este enfoque es más cierto. Y es que, cuando me siento a escribir, le doy forma, a través de las palabras, a emociones que me piden a gritos ser honestamente miradas.
Ahora estoy haciéndolo y siento cuánto creo necesitar expresarte todo esto. Descubro mi necesidad, la Veo, y al Verla siento que pierde intensidad, que se difumina ¿Qué más da que no lo leas si lo sabes?
Ahora sé que llevas con este proceso bastantes años, que has visto cómo crecía y te invadía, y pienso en muchísimos momentos que hemos compartido mientras callabas lo que sucedía. En todos ellos te recuerdo sonriendo, cantando, comprando flores y regándolas, haciendo planes o bregando con rutinas. En definitiva, querida Amiga, siempre te he visto como ahora te veo: Siendo Vida. Y la Vida tiene esto… y aquello… y lo de El más allá…
Tengo ratos en los que me creo capaz de ponerme en tu piel y siento tantas cosas…
Me viene a la memoria el día en el que me iban a operar del aneurisma. Notaba tu fuerza, tus ganas de que todo fuese bien, y tus nervios teñidos de lágrimas que asomaban. Y recuerdo también tus palabras “venga, maricuerpo, que todo va a ir bien”. Y lo fue… porque fue como tenía que ser… igual que Ahora.
Bien sabes que aquello que Viví me hizo entender ciertas cosas. Entre ellas, que la Vida es solo Vida, y que lo otro es, tan solo, mi forma de Vivirla.
Saber lo que te ocurre me vuelve a situar en eso que Aprendí. Lo que siento cuando pienso en que pudiste haber intentado curarte y no lo intentaste, en lo que me hubiese gustado poder estar cerquita y apoyarte, o lo que necesito ahora mismo sentarme a hablar contigo sobre esto que ahora escribo y abrazarte… Todo eso… habla de mí, y también lo hace el impulso que me salió en automático de llamar a un médico para que viniese a buscarte e intentar salvarte.
«Salvarte»… curiosa mi facilidad para disfrazar de necesidad tuya la que es más mía que ninguna y que busca salvarme de lo que me duele saber que has decidido partir.
Sin embargo, Amiga, tú no buscas que nadie te salve de nada, tú quieres irte como te estás yendo. Todo tiene un Sentido completo para ti. El tuyo. Y es perfecto. Gracias por darme la Oportunidad de Verlo.
Cuando intento interceder, pensar que deberíamos hablar contigo, lo hago desde mí, desde lo que yo creo que necesito: “habrá que intentarlo” Eso es lo que me cuento, pero, joder, seamos realistas, ¿intentar el qué?
Siempre nos has dicho que jamás pisarías un hospital, que bajo ningún concepto lo harías, que esa es tu Voluntad, y yo te decía que lo entendía, que así sería. Pero ahora veo que te vas y siento cómo crece la razón y el protagonismo de la mía… ¡Joder! Cómo duele esta parte impía…
Sin embargo, otra parte de mí me cuenta que todo está bien y que la Vida vuelve a dar fe de que Es lo que Es: Vida. Y que todo, todito lo demás, es, tan solo, mi forma de Vivirla. Así siento de nuevo cómo vuelve a generarse ese espacio sereno del que nace el Aprendizaje que abarca la totalidad de los momentos de la Vida y por el que me siento profundamente Agradecida.
¿Sabes algo, mi preciosa Amiga? Mientras escribía esto te he llorado mucho, pero bajo mis lágrimas albergo Paz y un profundísimo Respeto a Tu forma de Vivir la Vida. Puede que me sientas llorar cuando te vayas, si lo Ves, quiero que sepas que lo haré dándote las Gracias.
Eres, has sido, y serás un Regalo en mi Vida.
Te quiero infinito.
Hasta pronto, Preciosa mía.
Sin comentarios
Me gustaMe gusta