María

María ha sido para mí uno de esos grandes regalos que la vida te pone delante para que te creas aquello de que se puede sonreír siempre, sean cuales sean las circunstancias.

Tuve la suerte de conocerla en el curso de acceso a la universidad. Charlé por primera vez con ella el segundo o tercer día de clase; me gustó porque vi un brillo especial en sus ojos cuando me hablaba sobre retomar los estudios y porque siempre tenía una preciosa sonrisa en los labios.

No tardé mucho tiempo en saber lo que le hacía disponer de más tiempo: le habían dado una invalidez permanente por enfermedad y eso le había llevado a dejar de trabajar en su negocio de toda la vida. Muchas veces me habló de su papelería, a la que le dedicó una gran parte de su tiempo, en la que hizo amistades; donde ganó no solo dinero, sino también riquezas de las que no se tocan, aquellas que consiguieron que pasase muchos años de su vida llenando su papelería de esa ilusión de la que hacía gala. Su etapa como vendedora de libros había finalizado y decidió cambiar de lugar en el mostrador y convertirse de nuevo en estudiante emocionada ante el reto de aprender. Simplemente… admirable.

Las clases en las que coincidía con María eran las de Lengua y Comentario de Texto; al acabar, nos íbamos unos cuantos de la clase a tomarnos un té a una cafetería monísima que hay cerca de la UNED y allí charlábamos un rato, compartíamos cositas de nuestra vida y, poquito a poco, íbamos dándole forma a nuestra amistad. Fue allí donde descubrí cosas en ella que me hicieron sentirme agradecida de tenerla en mi Camino. En ese rinconcito de Madrid con olor a dulces recién hechos, me iba encontrando cada miércoles con aprendizajes nuevos, con momentos que voy a guardar siempre y con una nueva forma de interpretar la vida.

Sé que hoy María se sentirá contenta de vernos acabar etapa, esa en la que nos sumergimos cada uno con nuestros propios objetivos y en la que tuvimos la gran suerte de encontrarnos. Sé que se alegrará infinito de vernos más cerca de cumplir nuestros sueños y también sé que ella es uno de esos ángeles que le van poniendo foquitos al camino.

 Conocerla ha sido un regalo, uno de esos que te enriquecen el alma.

Durante la última etapa de su enfermedad no pude verla, solo nos mandábamos mensajes. En sus palabras siempre había esperanza, sosiego… era capaz de imaginarla escribiendo con esa sonrisina que se le escapaba en cuanto te miraba a los ojos.

Muchas veces la dije de palabra y en los whatsapps que la enviaba lo agradecida que me sentía por tener la oportunidad de quitarme el sombrero ante eso que yo denomino un ejemplo de vida, pero hoy quiero escribir mi agradecimiento a María aquí, en mi blog, en este rinconcito al que he llamado “dejando huella” porque creo que hay personas que consiguen pasar por tu vida dejando un halo de eso que nos une a todos pero que muchas veces dejamos pasar. Para mí, las palabras que vais a leer ahora son el reconocimiento a esa preciosa huella que dejó en mí.

Gracias, María…

Gracias por tu valentía.

Gracias por tu serenidad.

Gracias por compartir tus reflexiones conmigo.

Gracias por todas esas veces en las que tus palabras me hicieron entender la vida desde otra perspectiva.

Gracias por cada sonrisa, por cada mirada ilusionada.

Gracias por haber sido una gran marinera en aguas turbulentas.

Gracias por inspirarme cada día para mirar hacia adelante con una sonrisa en los labios.

En definitiva, querida María, GRACIAS por haberte cruzado en mi camino.

Ha sido un placer coincidir con una persona tan llena de fuerza, de bondad y de respeto hacia sí misma y hacia los demás. Tenerla cerquita me mostró un gran ejemplo de esa bonita frase en la que se reconoce la responsabilidad que tenemos en nuestra propia historia…

“Aunque la Vida te cambie el guion, siempre le puedes corregir los acentos”

María y Alberto

6 Comentarios Agrega el tuyo

  1. Monica dice:

    No tengo palabras

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  2. Me gusta mucho cuando homenajeas a personas anónimas como a Lorenzo y a María. Llenas tu blog de humanidad y ternura. Veo que te fascina el misterio de la sonrisa, esa línea curva que lo endereza todo. Por ese motivo no paras nunca de sonreír.
    Pues nada, a seguir contagiándonos.

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  3. Emma dice:

    Que lindas palabras le has dedicado a María, allí desde donde seguirá brillando. Me ha emocionado, gracias por compartir❤️

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  4. namibiartz dice:

    Es un privilegio haberla podido conocer. Siempre recordaré su sonrisa eterna llena de vida y de sentimientos.

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  5. maribel dice:

    Gracias por compartirlo.Es muy reconfortante.

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  6. Paloma dice:

    Precioso y entrañable. María fue una estrella en tu camino al igual, estoy convencida, que tú en el suyo.
    Felicidades…

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