Ábrete sésamo

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El pasado fin de semana tuve la suerte de compartir tiempo, espacio, emociones y pensamientos de una forma distinta. La verdad es que no sabía muy bien en qué iba a consistir aquel encuentro de tres días, pero el título que tenía lo hacía francamente atractivo para mí: “Tú tienes la llave”.

No conocía a ninguno de los organizadores ni de los asistentes. La única referencia de la que disponía era la que Emma, mi amiga del cole y compañera de vida, me había dado sobre la persona que gestó la idea, nada más que eso, pero esa pequeña información y un “tienes que ir, te va a encantar” fueron suficientes argumentos para hacer hueco en la agenda y solicitar la ayuda logística necesaria para irme de casa durante el fin de semana.

Llegué allí abierta a descubrir y a descubrir-me, deseando empaparme de esa sensación tan dulce que produce el Encuentro y dispuesta a desaprender automatismos para hacerle un hueco oxigenado a nuevas perspectivas.

Podría decir que fue fructífero, enriquecedor, excitante, remueve-conciencias… no sé…mil cosas, pero, aún así, me faltaría vocabulario para describir lo vivido con suficiente exactitud. Ya sabes que esto de la falta del léxico apropiado me sucede a veces y eso me lleva a tener la sensación de que no llego a transmitir el fiel reflejo de lo que experimento, pero voy a tratar de emplearme a fondo para conseguir trasladarte, al menos, una parte de lo que recibí. Allá voy…

Lo primero que me llamó la atención fue lo que Rober, el organizador, compartió con nosotros al comienzo… “Un día, de repente, sentí que este encuentro tenía que producirse, no sabía cómo debía organizarlo, pero sí que lo sentí como algo que ya estaba en el camino” Ea, ya está… él lo ve y va a por ello, ¡es genial!, ¿no es maravilloso encontrarse con gente así por la vida? Me encantan ese tipo de personas, las que CREEN Y CREAN en consecuencia. Estoy segura de que habrá sido mucho el trabajo que le ha generado llevar adelante esa idea que un día surgió en su cabeza, pero ese Compromiso del que otras veces os he hablado ha sido suficiente para que haya dado todos los pasos necesarios hasta alcanzar su meta y, encima, lo hizo para compartir el premio con los que tuvimos la suerte de disfrutar de aquella intuición hecha realidad. Simplemente… alucinante ¡Gracias, Roberto!

Juan Miguel y Lucía fueron las dos personas en las que Rober confió para llevar a cabo la compleja labor de transmitir la teoría, guiar las prácticas y generar esa oportunidad de transformación del pensamiento desde el Encuentro entre lo que uno es y lo que cree ser. Ha sido alucinante ver la facilidad que tienen para crear espacios en los que despertar nuestras partes dormidas. Todo un placer contar con ellos como faros en el camino. ¡Gracias, Juan Miguel y Lucía!

Han sido muchas las personas con las que tuve la suerte de cruzar caminos esos tres días. Cada uno de nosotros se dejó caer por allí por distintos motivos, pero humildemente creo que, en el fondo, todos compartíamos algo en común: el deseo de redescubrir la vida e ir más allá del ruido que generamos gestionando dimes y diretes propios e importados. En definitiva… anhelando ver la vida más allá de lo que pensamos de ella.

Me encantó ir descubriendo como, día tras día, todas nuestras etiquetas personales iban quedándose rezagadas en el camino. Las personas que cruzamos la puerta el sábado pesábamos menos que las que llegamos el viernes, y las que salimos de allí el domingo, lo hicimos habiendo dejado entre aquellas paredes de madera una buena parte del peso de nuestra mochila.

Han sido tres días muy intensos compartiendo ideas, risas, dudas, lágrimas, reflexiones, creencias y opiniones y dando pasitos al frente para descubrir (o, al menos, intentarlo) qué es lo que encontramos más allá de nuestros pensamientos.

Quiero agradecer de todo corazón a Luis, Elena, Carmen, Óscar, Laura, Sebas, Sofía, Abel, Pilar, Eva, Teresa, César y Antonio todo lo que hemos compartido y lo que me habéis permitido aprender. Ha sido un gran regalo encontraros en mi camino. Permitidme también que haga una mención muy especial y emotiva alguien que no formaba parte del grupo que compartía muchas de las horas del día, pero que nos mostró una Esencia de las que te enriquecen el alma…ella es Carmen, nuestra gran cocinera. ¡Gracias, Carmen, por alimentarnos con algo más que comida!

Esos tres días me han abierto nuevas puertas por las que cruzar, he descubierto aspectos de mí que, sinceramente, no veía y he tenido la oportunidad de ahondar sobre otros que ya conocía. Es muy enriquecedor tomar consciencia de que, un nuevo punto de referencia sobre el que situarme, mejora considerablemente mi perspectiva y me hace ilusionarme ante la visión de una nueva tierra de cultivo dispuesta a darme tanto fruto como el que yo quiera cosechar.

Creo que de eso va la vida, de obtener la Esencia de tod@s/todo lo que nos rodea y de auto-concedernos el permiso de acceder a la propia. Sé que muchos no lo hacemos porque nos aterra la idea de relacionarnos sin parapetos y armaduras que nos protejan de tantos peligros que vemos fuera, pero es un placer descubrir cómo, cuando estamos dispuestos a ello, vamos colgando en el armario todos los trajes que nos permiten etiquetarnos para dejarle allanado el camino a esa parte de nosotros que pide paso tras capas y capas de temores y artificios.

Todos buscamos lo mismo, pero tenemos un repertorio infinito de disfraces con los que mostrarnos al mundo. Adecuamos la elección de nuestro atuendo según tomemos las referencias de nuestras necesidades del día y muchas veces hasta le incorporamos atrezzo de corta y pega para darle mayor consistencia a nuestra imagen y tratamos de comenzar la representación de nuestro personaje con el firme propósito de creernos que la vida es eso, pero sabiendo que el que viste, no es vestido.

Readapta y haz tuya aquella frase de cuento que abría la puerta al más grande de los tesoros… ¡Ábrete sésamo! Concédete la oportunidad de cultivar tu propia semilla y hazle el hueco que se merece a todo el fruto que tiene para entregarte.

Un comentario Agrega el tuyo

  1. Raquel dice:

    Gracias de nuevo Gema, con expectación espero cada semana la entrada en este conmovedor Blog: Uniendo Puntos.
    Me sigues emocionando Gema!!! Gracias.
    Yo también comparto contigo, que en cada uno de los seres humanos que habita el planeta hay belleza y grandeza, son varias la personas que parten sin haberse dado cuenta de ello, otras acompañadas del coraje suficiente, se atreven a mirar en su interior, despejarse de ropajes y manifestarse, ofreciéndolo al resto de los seres humanos, sabiendo que todos formamos parte de uno.
    En el camino de cambio y crecimiento se vive la metamorfosis, tan bien descrita por autores reconocidos a lo largo de la historia, con mas o menos intensidad, intensidad que en varios casos produce dolor, pero el resultado es indescriptible y comienzas a experimentar eso que algunos llaman paz interior, entre otras muchas bellas experiencias.
    Gracias Gema, un fuerte abrazo de Raquel, que pacientemente esperara tu nueva entrada, seguro bonita, en el Blog: Uniendo Puntos.

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