1 de marzo de 2017

He dormido bien. Puede que no todas las horas que me hubiese gustado, pero sí las suficientes como para empezar el día cargada de energía y con una ilusión que se me filtra por cada poro de la piel.

Ha llegado para mí uno de los días más intensos de mi Vida. Hoy toma forma pública un íntimo y profundo Agradecimiento.

La mañana comienza con rutinas diarias, pero reconozco que no las estoy viviendo como siempre, parece que hoy todo tiene un halo especial. Las tostaditas con el café me saben a pura gloria. Adoro el olor de mi casa a estas horas de la mañana. Zumito mañanero y tres “te quiero” antes de poner un pie en el suelo… reproducción terrenal del cielo.

Tengo reunión a las 12, así que me da tiempo de sobra para preparar algunas cositas antes. Una ducha de las de disfrutar de cada gota de agua, sesión de maqueado tipo Titanlux y salgo de casa con una sonrisa que me llena la cara. El día promete.

Llego al trabajo y me voy cruzando con compañeros. Sus caras reflejan lo que sus palabras cuentan. Distintas formas de entender la Vida y también de mostrarla. Me quedo con la sonrisa de Carolina y Cristina. Tienen la preciosa habilidad de darle forma redondeada hasta a los espacios más cuadrados. Gracias!!

Recibo a Rubén en la puerta. Este chico transmite una positividad arrolladora, me gusta como sonríe. Tengo ganas de comenzar la reunión y saber si se anima a comenzar a trabajar juntos. Jaime se incorpora a los pocos minutos. Me alucina cómo llega… sonríe siempre, da igual lo liadísimo que esté de trabajo. Es un fiel reflejo de un Ser Comprometido. Ya estamos los tres, así que entramos. Mientras subimos las escaleras me emociona pensar en la dulce tangibilidad que están alcanzando mis sueños…

Salimos de allí casi dos horas después con proyectos sobre la mesa, con planes en común, con ganas de trabajar por aquello que nos apasiona y yo con unos nervios importantes al ver que se me echa encima la hora, jajajaja. Ains, madreeeeeee, no puede una liarse tantooooooo.

A las cuatro de la tarde dará comienzo mi charla y todavía tenemos que recoger a los enanos del instituto. Mientras llegamos hasta allí, mi cabeza tira de recuerdos que mezclan el miedo que sentí el día que me operaban por si no volvía a verles y el enorme Agradecimiento que es compartir, también con ellos, un día tan especial como el de hoy.

Son las tres y cinco y entramos por la puerta del Hospital. Saliendo del parking me encuentro con Raquel, Amiga y mentora. Le digo gracias con la mirada y me acompañan mis palabras. La abuela y los nietos se van a la cafetería a esperar y, mientras tanto, mi marido y yo probamos los equipos junto con un técnico de sonido encantador y dispuesto a ayudar en todo.

Hace muy pocos días que me enteré de que la charla en el San Rafael iba a ser hoy . Un “a mí me gustaría hacer un Agradecimiento público a todas las personas que me han ayudado del Hospital” fue suficiente para que Raquel le diese forma a todo esto. Gracias infinitas, Raquel, has hecho posible un Sueño.

El Hospital de San Rafael fue donde me operaron del aneurisma cerebral en octubre de 2014 y en marzo del 2017 tengo la oportunidad de hacer público mi inmenso Agradecimiento a sus Profesionales y a todos los que me han acompañado en este intenso proceso personal. ¿Podría pedir más? Yo creo que no. ¡Qué coraje me da no ser capaz de explicar lo que siento con palabras!

Me encanta el título de la charla que voy a dar: “Trabajar Alma al público”.

Todos sabemos la dificultad que conlleva desempeñar puestos de trabajo “cara al público”. No siempre es sencillo lidiar con las situaciones que se presentan en vivo y en directo. A todos nos influyen emociones y situaciones a la hora de trabajar y a veces es complicado gestionarlas para no enrarecer el ambiente laboral o la relación con los clientes. En esos casos, la Profesionalidad y la Experiencia hacen que el capeo del temporal haga amainar las posibles tormentas, pero para mí hay un plus que no todos los Profesionales aportan y que tiene la capacidad de transformar el concepto del “trabajo bien hecho” en “Excelencia”… esa aportación tiene un nombre muy bonito… HUMANIDAD. Gracias a ella se generan lazos más allá de lo que dicta el manual de “buen profesional”, se conectan Vidas y a raíz de ella nace el más puro y sincero de los Agradecimientos. Mi intención hoy es devolver una pequeña parte de la Humanidad que ellos me mostraron.

“Cuando el montañero lleva el equipo necesario, el Camino parece menos escarpado.”

Juan Carlos aparece en la sala mientras estamos probando los equipos. Es verle y se me pone una sonrisa inmediata en la cara. Va tan elegante como siempre, de traje y corbata. Su forma de sonreir me encanta. Muchas veces me he sentido agradecida a su capacidad para sonreirme siempre, especialmente aquel 2 de octubre en el que cambió su traje de chaqueta por el de Neurocirujano. “Acuérdate de lo que te dije en la consulta”, le dije. “Tranquila”, me contestó. Y esos ojos que hoy brillan por la ilusión de lo que vamos a compartir, me permitieron saber que, bajo la mascarilla, volvía a regalarme su sonrisa.

 15:55, abrimos puertas. ¡Qué gustazo/ilusión/alegría/Agradecimiento por ver a tantas personas! A muchas de ellas no las conozco, pero me las comienzan a presentar… Uf, cuántas emociones juntas. Tengo ganas de abrazar a todo el que veo.

Llevo varios minutos saludando y, de repente, Raquel coge a una persona de la mano y me dice: “¿Sabes quién es?” Al principio no caigo, pero, de repente, me doy cuenta… ¡Malu! Me instalo inmediatamente en el momento en el que la conocí. Yo estaba sentada y ella estaba a mi lado, de pie. Me miraba y sonreía. “Tranquila, solo te voy a rapar un poquito para colocarte estas pegatinas en la cabeza. No duele, ni se te va a notar” Esas fueron sus palabras la primera vez que la vi, y hoy la tengo delante para decirle Gracias. Gracias por tu cercanía y por tu calma, por tus palabras y por esa caricia en mi hombro antes de irme de aquella sala.

Estamos a punto de empezar. Van cayendo del reloj los minutos de cortesía. El corazón me va a mil. Tengo a Juan Carlos a mi lado, siento ganas de abrazarle. El presentador del acto comienza con la introducción. Es maravilloso oírle hablar, tiene auténtica maestría. Le escucho mientras miro hacia las personas que están sentadas y no puedo evitar sentirme estremecida. Dos años y medio antes, algunas de las personas que hoy están aquí sentadas fueron los encargados de salvarme la Vida.

Pienso en Begoña, en Lucía, en Maite, en Niny, en Ana, en Rosa, en Raquel, en su padre, en  Félix, en Jaime, en Natalia, en Rubén, en Paloma, en Mario… pasan por mi cabeza todas las personas maravillosas que he conocido gracias a un diagnóstico que llegó cuando tenía que llegar para permitirme Ver y Experimentar partes de la Vida que me parecían vetadas. No me puedo sentir más feliz, miro a mi Familia y me siento embriagada de Agradecimiento por permanecer a su lado y haber salido reforzada.

Llega la hora de que Juan Carlos me presente. Ahora sí que se me sale el corazón, creo que no me puede latir más deprisa. Me conmueven sus palabras y la emoción que las acompaña. Es como un sueño. Un sueño en el que los Ángeles dejan a un lado sus alas y tocan tierra, se disfrazan de médicos, auxiliares o enfermeras, de logopedas, personal de administración, celadores y cocineras.

Juan Carlos termina de hablar y soy yo quien toma la palabra. Nuevamente toco mis sueños, dejo hablar a mi Alma…

1-de-marzo-de-2017

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