Redirigiendo…

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Hacer un alto en el camino y encontrar rutas alternativas, plantear nuevas opciones que hayan podido pasar por alto, descubrirte en errores que te alejan de lo que quieres… Eso significa para mí redirigir. Dedicarle tiempo al pensamiento fuera de los quehaceres diarios, poner voluntad en encontrar Paz en lo más básico y esencial. Redescubrimiento.

Hay veces en las que permito que la rutina se meta con tanta fuerza en mi cabeza que creo no tener tiempo para sacar ratitos en mi día a día donde encontrarme con esta parte tan sencilla de la vida. Tengo momentos en los que, incluso sintiendo la necesidad de pararme en medio de todo el batiburrillo para coger aire y respirar, no me concedo ese espacio de relax porque el mero hecho de plantearme una parada en la rutina me parece complicado, alejado de mis posibilidades y cansado, así que continúo en mis rutinas por inercia, dejándome llevar.

Desde hace un tiempo tengo la suerte de conseguir poner en duda eso de que es demasiado complicado parar y cambiar de rumbo. Poco a poco he ido replanteando mi camino, mi forma de vivir, y gracias a eso estoy consiguiendo cambiar mi relación conmigo misma y con el mundo. Mientras escribo esta entradina del blog, me paro a reflexionar sobre todas las cosas maravillosas que me han llegado gracias a cuestionarme esta creencia tan limitante del “no puedo” para transformarla en un “no sé”, y me doy cuenta de que se me instala una sonrisa en la cara porque soy capaz de enfocar todos esos límites (creídos y, por lo tanto, creados) desde una perspectiva distinta: la que me abre las puertas a todo lo que me queda por aprender en lugar de cerrarme a nuevos conocimientos por todo lo que no sé. Me encanta ir aprendiendo a sacarle el juguito a la vida y enriquecerme con lo mucho que me ofrece.

El veranito me da un tiempo maravilloso para plantearme nuevos objetivos a alcanzar; es un momento excepcional para reiniciar mi gps personal, cargarle nuevas rutas y continuar Uniendo Puntos. Aprovecho el tiempo que me dan las vacaciones laborales y escolares para salir de la vorágine del resto del año y cambiar el ritmo al que ya me había acostumbrado a bailar. Tengo el tiempo necesario para buscar melodías más cercanas a lo que quiero oír como banda sonora en mi día a día y aprendo nuevos pasos de baile con los que crear una coreografía basada en lo que soy en lugar de en lo que creo ser.

Sé que ensayar bien los tiempos y los giros para los nuevos acordes me dará la tranquilidad necesaria a la hora de bailar, pero también sé que no estoy exenta de caídas, de cambios de ritmo inesperados o de llagas en los pies. Y eso, precisamente, es lo que hace emocionante el directo, el saber que, aún cayendo ante algún imprevisto, seré yo quien decida si atusarme el pelo y seguir bailando.

Este veranito siento incluso más ilusión que en años anteriores ante este nuevo proceso de redirigir los planes de futuro. El año pasado me planteé retos que me parecían muy complicados y que ahora, ya, son hechos; me creí capaz de hacer cosas que durante mucho tiempo pensé que tenía vetadas y me apoyé en el Compromiso y la Fe para hacer realidad mis sueños, así que utilizo todos estos retos ya conseguidos como motor de arranque para enfocar nuevas metas.

“Tanto si crees que puedes, como si crees que no puedes, estás en lo cierto”

Con esta motivadora frase de Henry Ford en la que tanto creo, comienzo un nuevo periodo en el que redirigir mis pasos. Durante las vacaciones seguiré escribiendo porque me apasiona hacerlo, me plantearé nuevas opciones y le dedicaré tiempo a mejorar este pequeño lugar en el que reflexiono en voz alta, pero no subiré nuevas entradas durante el mes de agosto. Cargaré pilas con la ilusión de llegar a septiembre con una mayor perspectiva y así comenzar el nuevo periodo con energía renovada. Os aseguro que haber abierto el blog es uno de los grandes regalos que me han llegado este año, es alucinante ver cómo puedes recibir tanto con algo tan simple como compartir pensamientos y emociones. GRACIAS DE TODO CORAZÓN.

Ya tengo preparada la libretita donde escribir nuevas metas; entre mis propósitos para el nuevo año escolar caben retos profesionales, hábitos de vida más saludables, seguir con esta preciosa etapa en la que vuelvo a estudiar, darle tiempo de mayor calidad a la familia y a los amigos… pero, sobre todo, le voy a dar cabida a un espacio y a un tiempo de calidad para mí. Mi gran propósito para el nuevo curso es ser capaz de afinar cada día los acordes de mi melodía en lugar de esperar y tener que cambiar la partitura completa.

Hay algunas herramientas que me ayudan a reubicar y enfocar objetivos, pero que, sobre todo, me facilitan los pasos que doy en mi compromiso personal por alcanzarlos. Permitidme que comparta alguna de ellas…

Comienzo con Los Cuatro Acuerdos, desde mi punto de vista, este libro abre las puertas a un nuevo planteamiento en la forma en la que gestionamos lo más básico de nuestro día a día y nos acerca a enfocar la vida desde un punto de vista que muchas veces ni tan siquiera vemos. Aquí os dejo los enlaces a las entradas del blog en las que escribí sobre cómo entiendo yo cada una de estas cuatro herramientas, pero os sugiero que lo leáis vosotros mismos para extraer vuestras propias conclusiones.

El Primer Acuerdo: “Sé impecable con tus palabras”

El Segundo Acuerdo: “No te tomes nada personalmente”

El Tercer Acuerdo: “No hagas suposiciones”

El Cuarto Acuerdo: “Haz siempre lo máximo que puedas”

También me apetece dejaros otro link a una entrada en la que hablo, entre otras cosas, sobre un pequeño truquito aplicable en el día a día que me ayuda a disfrutar de esos retos chiquitines que tenemos la oportunidad de conseguir a diario.

Estos enlaces no son nada más que una opción entre miles de ellas, existen infinidad de libros, conferencias colgadas en las redes y blogs en los que sumergirse y empaparse de opciones que invitan a cuestionar creencias, a salir de la famosa zona de confort y a explorar nuevos caminos.

Lo que aquí comparto es algo simple, únicamente muestro cómo voy llevando adelante los cambios en mi vida, desde el Compromiso y la Fe en mí misma, replanteándome opciones, poniendo en duda mis creencias, sabiendo que no sé.

Llevo en mi maleta libros que me invitan a la reflexión, a nuevos descubrimientos de partes de mí que aún desconozco, y llevo también una libretita chiquitina en la que veo escrito algo en lo que creo… «Las cosas grandes empiezan siendo pequeñas».

¡Feliz Verano!

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